martes, 7 de enero de 2020

¿Hacia dónde va esta economía? Homenaje a Immanuelle Wallerstein

El 31 de agosto de 2019 falleció Immanuel Wallerstein, autor de una obra monumental: El moderno sistema mundial. Hasta el fallecimiento de Wallerstein, la editorial Siglo XXI había publicado cuatro volúmenes. En una obrita más breve, una especie de síntesis de 100 páginas, El capitalismo histórico, Wallerstein respondía a la cuestión de cuál es el "ADN" del capitalismo: patriarcado, guerra, mercantilización de todo lo existente. depredación... Lo que sigue, lo publiqué en Redes Cristianas:

"Un chascarrillo dice que los economistas pasan la mitad del tiempo diciendo lo que va a ocurrir, y la otra mitad del tiempo explicando por qué ha pasado otra cosa diferente a la predicha. A pesar de ello, a los economistas les gusta creer que su disciplina es similar a la Física, y que pueden hacer predicciones, de la misma manera que un físico conociendo el estado inicial de un sistema y las ecuaciones que lo modelan, puede predecir con un margen de error el estado final de dicho sistema. Pero la economía no es una ciencia exacta. La supuesta pretensión cientificista de los economistas, especialmente de los neoliberales, se sostiene sobre una serie de axiomas que, cuanto menos, son cuestionables.
A modo de ejemplo, se supone que todos los actores económicos son racionales y disponen de la misma información y que pueden acceder en igualdad de condiciones en los mercados. Piense el lector si está en condiciones de entrar en el negocio bancario, si dispone de la misma información que Patricia Botín. En cuanto a la racionalidad de los actores económicos, piensen en el comportamiento de los consumidores en Navidad o en época de rebajas. La economía es una ciencia, sí, pero social. Y detrás de ella hay supuestos ideológicos más que fundamentos matemáticos.

Dicho esto, el modelo económico hegemónico, el capitalismo, tiene una serie de rasgos, una suerte de código genético que si nos permitirá hacer un vaticinio de hacia se dirige la economía. El capitalismo es un sistema social histórico cuyo rasgo identitario nuclear es el de acumular capital que será invertido, a su vez, para poder acumular más capital. Cualquier otra consideración, de tipo ético o moral, es secundaria. El objetivo es acumular capital, por encima de las personas o del medioambiente, por ejemplo. El capitalismo nos lleva a la destrucción del planeta. Sin más.

Un segundo rasgo identitario del capitalismo es la mercantilización de la realidad. Se extiende la mercantilización a todo: desde los bienes comunes y los recursos naturales, a las relaciones humanas, pasando por la sexualidad y propia reproducción humana. Que haya quien proponga que existan vientres de alquiler no es más que la expresión lógica del código genético del capitalismo. El capitalismo nos aboca al desastre ambiental, pero también a un nefasto cambio antropológico en el que la gratuidad, la fraternidad, el altruismo… no tienen cabida.

Pero además, esta tendencia genética del capitalismo a mercantilizar todo lo existente, va acompañado de otro rasgo identitario: la producción jerarquiza las actividades humanas en útiles o no, según generen capital o no. Eso explica que las tareas de cuidado, las labores de reproducción de la mano de obra, sin las cuales no habría obreros disponibles para trabajar, no han tenido históricamente ningún valor. Y, en consecuencia, el rol secundario de la mujer.

En una Europa sumergida en el invierno demográfico, el capitalismo necesitado de mano de obra hará que las mujeres vuelvan a su rol de madres, al tiempo que la disminución de la tasa de la población activa `provocada por este hecho, se suplirá con jornadas laborales más extensas. Es lo que está ocurriendo en Hungría. El capitalismo nos lleva al desastre ecológico, a un cambio antropológico y a más explotación y a más patriarcado.

En paralelo de la expansión de la esfera productiva, desde los propios orígenes del sistema capitalista en el siglo XVI, en busca de mano de obra y de recursos naturales, conocía una expansión geográfica. Este proceso de expansión determinó una jerarquización del espacio geográfico, existiendo un centro superior jerárquicamente, y una periferia subalterna ajena a los procesos decisorios. Basta marcar la trayectoria que sigue cualquier materia prima (café, coltan, soja…) desde el lugar en el que se produce hasta el lugar en el que se consume para conocer donde se ubica el centro y la periferia.

La tendencia genética del capitalismo es que cada se acumule más en el centro y que éste sea más y más reducido. El centro será más rico a costa de una periferia empobrecida: acumulación por desposesión, citando a David Harvey. Pero ninguno de los centros, reales o potenciales, quiere dejar de serlo para pasar a ser periferia. Las tensiones entre China y Estados Unidos evidencian esta afirmación. El capitalismo va inexorablemente unido al uso de la fuerza. Todos los procesos de colonización acaecidos desde el siglo XVI así lo ponen de manifiesto. El colono siempre iba precedido del soldado. Cojamos cualquier conflicto bélico actual, desde Siria a Yemen, pasando por Congo, y tendremos una explicación económica detrás. El capitalismo nos lleva al desastre ecológico, a un cambio antropológico, a más explotación, a más patriarcado, a más desigualdad y a más guerras.
El último rasgo genético del capitalismo que aquí recogemos es el carácter cíclico de sus crisis. Que el capitalismo padece periódicamente crisis es un hecho demostrado por Mandel y otros muchos autores. Marx nos enseñó que el sistema capitalista, formando parte de su código genético, tiene una serie de contradicciones que provocan crisis y que le llevarán a un colapso final. Sumando a este hecho a carácter cada vez más financiero y menos vinculado a la producción real de bienes y servicios, se puede vaticinar que las crisis serán más imprevisibles, al depender de un mercado tan volátil como el financiero, y con consecuencias más hondas. 

En definitiva, la economía capitalista se dirige y nos lleva al desastre ecológico, a un cambio antropológico, a más explotación, a más patriarcado, a más desigualdad, a más guerras y a crisis más imprevisibles y de calado más hondo".


jueves, 2 de enero de 2020

Casas de apuestas... en los barrios pobres


Garito: ganancia que saca la casa de juego.

A comienzos de los años ochenta del siglo pasado, la heroína hizo estragos en los barrios de las grandes ciudades de España. Las consecuencias de aquel fenómeno son por todos conocidas: muerte, enfermedad, prisión, sufrimiento de las familias, delincuencia… Hay quien dice que, en un momento de efervescencia política, la droga fue introducido por los poderes fácticos como instrumento de control social: el toxicómano, cuya adicción física y psicológica no le permite pensar en otra cosa que en la sustancia de la que depende, no se implicaría en la lucha política, sindical o vecinal que floreció al finalizar el franquismo. 

Han pasado cuarenta años, y la heroína regresa. En Estados Unidos se ha convertido en un problema de salud pública, con consecuencias directas sobre el PIB. Los americanos todo lo miden en términos de PIB. Pero no es la única droga que debe preocuparnos. Demos un paseo por la calle Marcelo Usera abajo, desde la plaza Elíptica hasta la glorieta de Cádiz. Contemos el número de casas de apuestas: once, doce locales. Esto sólo es un indicador del rápido crecimiento de este sector. En julio de 2019 había en la ciudad de Madrid 378 locales dedicados al juego. Tan suculento es el negocio, junto con el del juego on line,  que los fondos de inversión internacionales están invirtiendo en esta actividad.
Las consecuencias de la proliferación de las casas de apuestas, como en el caso de la heroína, también son graves. La afición al juego puede desembocar en ludopatía o juego patológico. Una adicción, que afecta gravemente a la economía familiar e individual del ludópata y, con ello, al resto de áreas vitales de la persona y el sistema familiar. Para seguir haciéndonos una idea de la dimensión del problema, en la Comunidad de Madrid el número de personas con problemas de ludopatía ha pasado en cinco años de 4.227 a 17.735. Es decir, se ha multiplicado por cuatro.

 Además, como ocurrió en los años ochenta con la heroína, las principales víctimas del juego patológico son jóvenes. Con el juego, las casas de apuestas ofrecen bebida y comida y se pueden ver eventos deportivos televisados en tiempo real. De esta forma, mientras arruinas tu salud y tu economía te puedes entretener. En realidad, se reducen los motivos por los que el jugador tenga que interrumpir su conducta adictiva. A la escasa oferta de ocio saludable (en sentido amplio) se suma el desempleo como factores de riesgo entre los jóvenes.

Por otro lado, y de nuevo como ocurrió con la heroína en los años ochenta, la distribución de los establecimientos dedicados a los juegos de azar no es, sarcásticamente, azarosa. Según un informe de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, “se identifican fuertes aglomeraciones en Aluche-Vista Alegre-San Isidro, Moscardó-Almendrales, San Diego-Numancia, Sol, Bellas Vistas y Quintana. Más en concreto, en esos espacios sobresalen determinadas calles y sus entornos: Bravo Murillo, Alcalá, Marcelo Usera, General Ricardos, avda. de la Albufera… Se advierte una muy clara vinculación en la implantación de los ejes comerciales de carácter distrital y áreas de gran afluencia de público”.

¿Qué hacen los poderes públicos? Poco o nada. Dos anécdotas que pueden acabar elevadas a categorías. En las primeras y fracasadas negociaciones entre Unidas Podemos y PSOE para formar gobierno, Unidas Podemos propuso una regulación estricta del sector, a lo que el PSOE respondió que éste era un sector demasiado fuerte como para intentar regularlo. Por otro lado, el ministro de Justicia del último Gobierno de Rajoy, Rafael Catalá, al dejar el cargo pasó a ejercer un puesto de asesor en Codere, una de las grandes empresas de juegos de azar. Su misión, reveladora: mediar con todas las formaciones políticas para establecer un marco legal que no perjudique a la empresa. El garito: siempre gana la banca

Notas.

1. Un mapa interactivo con la localización de los locales de juego en la Comunidad de Madrid, publicado por La Marea: https://www.lamarea.com/2019/10/29/mapa-casas-apuestas-madrid/