lunes, 22 de junio de 2020

El poder: el lobby del alcohol

Estoy leyendo un libro de Daniel Bensaïd, Contra el expolio de nuestras vidas, cuyo contenido gira entorno a los bienes comunes y su defensa. A modo de introducción, utiliza unos textos periodísticos de K. Marx, centrados en los debates en la Dieta de Renania sobre el robo de leña.

Estos artículos de Marx son de comienzos de la década de 1840. Se debate la penalización del robo de leña en los montes privados, introduciendo cambios sobre el derecho consuetudinario, que permitía la libre recogida de leña. A Marx le escandaliza, por un lado, que un nuevo derecho de propiedad (hasta entonces la leña del suelo no era una propiedad privada), se anteponga a la necesidad humana de calor que la leña satisface, convirtiendo en delicuentes a los que hasta entonces realizaban una actividad perfectamente lícita:

"El suelo del Estado está minado desde el momento en que la desgracia [el frío] se vuelve un crimen o el crimen se vuelve una degracia"

Pero también indigna a Marx el hecho de que la legislación contra el robo de leña, convierte al Estado en un instrumento subordinado de un interés particular de los propietarios:

"¿Qué conclusión sacan sin embargo los pequeños propietarios de todo esto? Que ya que la propiedad privada no tiene los medios apra elevarse hasta el punto de vista del Estado, el Estado tiene la obligación de rebajarse a los medios de la propiedad privda, contrarios a la razón y el derecho. Esta pretensión absolutamente generalizada del interés privado, cuya alma mediocre no ha sido nunca sacudida ni iluminada por un pensamiento de Estado, resulta para éste una seria y profunda lección. Si el Estado se rebaja, aunque sólo un escalón,a adaptar sus medios a los límites de la propiedad privada. Por supuesto, el interés privado es lo ssuficientemente astuto como para extremar esta consecuencia hasta el punto de limitar y reglamentar él mismo la acción del Estado bajo su forma más reducida y mezquina".

A la cabeza me han venido los textos de Marx y los comentarios de Bensaïd cuando leía un artículo de Juan Revenga, en El País, titulado Bebe con moderación y otras mentiras de la industria del alcohol (https://bit.ly/2V77J2A). Dos cosas quedan claras tras su lectura. La primera es que el alcohol no tiene beneficios de ningún tipo para la salud (otro artículo del mismo autor en el mismo diario https://bit.ly/2Nj3m07). La segunda que la importancia económica del sector: el 2% del PIB de España, del cual el 1.3% se corresponde sólo a la cerveza.

Y entonces ¿Por qué no hay en España una ley antialcohol? No hay una ley antialcohol, por el mismo motivo la recogida de leña seca fue convertida en delito por la Dieta renana: el interés económico está por encima del bien común a la hora de legislar. Parece una conclusión elemental. Pero el problema reside no en llegar a la conclusión, sino a que vivimos en una sociedad en la que no llegamos a plantearnos las preguntas. 

¿Cómo es posible que la industria del alcohol suponga el 2% del PIB? ¿Qué porcentaje del PIB es el aportado por la industria fotovoltaica? Para reconstruir el país habrá que responder a estas preguntas.


Referencia.

K. Marx y D. Bensaïd (2015). Contra el expolio de nuestras vidas. Una defensa del derecho a la soberanía energética, a la vivienda y a los bienes comunes. Errata Naturae. Madrid.






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