domingo, 3 de octubre de 2021

Las criadas de Gilead, El Reino y el cerdo ibérico

Este verano me propuse leer las obras que Lutero había escrito dedicadas a la política. En la inmensa producción del ex agustino, las obras de esta temática eran pocas. Y de contenido poco original, si alguien se ha entretenido en leer a San Pablo desde una óptica laica. Sin el San, vamos. Básicamente, Lutero nos viene a decir que hay que obedecer al poder constituido. No es de extrañar que en el luteranismo haya quienes, como Quentin Skinner, sitúen los fundamentos del pensamiento político absolutista.

Uno de los escritos, Contra las bandas ladronas y asesinas de los campesinos, publicado en 1525, es un deleznable llamamiento a la masacre, a exterminar a los campesinos sublevados (la Guerra de los Campesinos o la Rebelión del Hombre Común). El llamamiento de Lutero debió encontrar eco entre los señores católicos y protestantes, unidos para combatir a los rebeldes: entre 100.000 y 130.000 personas fueron asesinadas. 

Dejé la poco edificante lectura de Lutero. Me puse a leer el Cuento de la criada, de Margaret Atwood, sobre la que se basa una famosa serie televisiva. En el prefacio, Atwood hace una reflexión sobre el teocrático régimen de Gilead:

"El régimen usa símbolos bíblicos, como haría sin la menor duda cualquier régimen autoritario que se instaurase en Estados Unidos: no serían comunistas, ni musulmanes".  

La novela, y más aún si cabe la serie, son cuanto menos inquietantes. Sobre todo si la lees o la ves el año en la que un buen número de zumbados, entre los que no faltan integrantes de iglesias evangélicas, intentaron asaltar el Capitolio en Washington. No sé cómo me puse a mirar cuántos templos y templitos) evangélicos había en el distrito de Usera. Sorpresa, muchos más que parroquias católicas.

 Borges  ironizó sobre la afirmación de Jesús en Juan 18,36: "Mi reino no es de este mundo". Si hay una religión que esté profundamente entrelazada con la política, esa es cristianismo, decía el ciego. Supongo que buscando la cita de Borges es como llegué a una serie de televisión argentina, El Reino, sobre un pastor evangélico metido a candidato presidencial. Aquí el tráiler:

 


 

Decir que la serie ha generado polémica en Argentina es quedarse corto. Este vídeo muestra el intenso debate entre la guionista de la serie y una pastora evangélica.

Al parecer los evangélicos, sobre todos los pentecostalistas, se han expandido por América Latina. Expansión bien engrasada por dinero norteamericano. Muy, muy conservadores, están detrás del triunfo de Bolsonaro o del golpe de estado contra Evo Morales. Quién quiera saber más, dos artículos de de Aleksandro Palomo Garrido publicados en El Viejo Topo son esclarecedores: El nuevo despertar evangélico,  (número 398, marzo de 2021); y El Espíritu Santo ilumina Iberoamérica (número 339, abril de 2021). Tengan en cuenta que, como dice el libro del Eclesiastés, quien aumenta su conocimiento aumenta su dolor. 

Llega octubre, llueve y ya no hay tanto hueco para la teología política y el vínculo entre religión y política. Crematorios en San Fermín, residencias de mayores en Orcasitas, la zona libre de humos de la plaza Elíptica… reclaman atención. Acusadores, miran otros libros sobre el tema pendientes de leer. Y una duda queda sin respuesta. En un Gilead hispano, ¿habrá hueco para el jamón ibérico? Los evangélicos auténticos no comen cerdo. Otro elemento preocupante.

 









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