martes, 26 de noviembre de 2019

Dos días, una noche

El argumento es sencillo. Sandra, trabajadora de una fábrica de placas solares interpretada por  Marion Cotillard, ha estado de baja. Al reincorporarse se encuentra con que el dueño de la empresa plantea al resto de los trabajadores un dilema: o despide a Sandra o tienen que renunciar a la paga extra. ¿Qué hará Sandra? ¿Qué harán sus compañeros? El que quiera saber la respuesta, que vea la película. Aquí, nada de spoiler.

Sin banda sonora, sin efectismo, sin retórica. Minuto a minuto, Sandra hace que su historia sea la nuestra. Secuencia tras secuencia vemos lo que es la precariedad; las consecuencias del desempleo sobre la salud mental y física de las trabajadoras; entendemos qué es eso de los trabajadores pobres; las consecuencias que tiene para la familia el paro; la inmigración y la pobreza laboral... Vemos misería y solidaridad. Y el orgullo de las que luchan, venzan o no.

Lo que no vemos son sindicatos, o al menos hay que buscarlos elípticamente y renconocerlos en un par de compañeros de Sandra. 

Si en la última película de Ken Loach no encontramos ni un ápice de esperanza, en Dos días y una noche, tardamos en encontrarla, pero la encontramos.



La ficha de la película en Filmaffinity 

No hay comentarios:

Publicar un comentario