Cuentan que allá en los comienzos del siglo XX, la naviera Transmediterránea pasaba por una mala racha. Daba pérdidas. Así que el Consejo de administración de la compañía decidió contratar a un ingeniero naval, del cuerpo de ingenieros de la Armada, para ver si reflotaba (en sentido económico) la empresa. Nicolás Franco, que es como se llamaba el ingeniero, comenzó su tarea con muchas horas de trabajo. Trabaja de sol a sol y, a menudo, hasta bien entrada la madrugada. La empresa se fue enderezando. Por fin, un trimestre dio un saldo positivo. Trimestre a trimestre los resultados fueron mejorando. Y de manera inversamente proporcional a los beneficios, el tiempo de presencia en el despacho de don Nicolás fue disminuyendo.
La cosa llegó al punto de que don Nicolás se pasaba de vez en cuando por su despacho, pedía algunas informaciones, tomaba alguna decisión y se marchaba. Ante tal desfachatez, el presidente del consejo de administración, que había contratado a don Nicolás, por un buen dinero todo sea dicho, le llamó a capítulo. Ante la reprimenda por su escasa presencia don Nicolás respondió: “esto es como un reloj de cuco averiado. Yo lo he arreglado, y ahora que funciona basta con venir a darle cuerda, el resto del tiempo lo puedo pasar en casa”. Dicho esto con acento gallego, porque don Nicolás era ferrolano. El Ferrol del Caudillo, del Caudillo al que Nicolás llamaba hermano, porque efectivamente era hermano de Francisco Franco.
Supongo que Nicolás Franco sería un buen ejemplo
para los trabajadores de Tik Tok, que han ido a la huelga porque les quieren
quitar el teletrabajo y por el daño psicológico que implica pasarse la jornada
laboral viendo vídeos de contenido dudoso.
El tiempo. El tiempo de trabajo, su distribución
en jornadas anuales y diarias, el tiempo de descanso entre jornadas y el
descanso semanal, las vacaciones pagadas, los días de asuntos propios… El
tiempo ocupa un lugar no menor en los manuales de Derecho del Trabajo. También
el lugar de prestación del trabajo tiene su espacio en esos libros. El tiempo y
el espacio en el que se lleva a cabo la prestación son el resultado del
conflicto regulado que son las relaciones laborales, y la regulación del tiempo
y del espacio se reflejan en los convenios colectivos, por ejemplo.
Esta regulación tiene su origen en el marco en
que se surge y se desarrolla el Derecho del Trabajo. Un marco en el que el
obrero industrial y el jornalero agrícola eran los principales modelos de
trabajador. De manera que el trabajo había
que realizarlo en un lugar concreto (el taller fabril, un campo de cultivo) en
unas horas determinadas. El trabajo en la cadena de montaje solo se puede hacer
en la propia fábrica y coincidiendo con el resto de obreros que trabajan en la
cadena. Si no es así, no es posible que funcione la cadena.
Pero el trabajado ha sufrido una metamorfosis
profunda, de manera que en nuestro país ya no quedan apenas obreros
industriales, y si abunda el proletariado de servicios. Esos que han estudiado
para trabajar, pero que viven y trabajan peor que otros trabajadores menos
cualificados. Gran parte de su trabajo, puede que todo, no requiere un lugar
fijo para ejecutarlo y es posible hacerlo con flexibilidad horaria. Piensen en
un programador informático, por ejemplo.
Pero al parecer la cultura del presencialismo
está muy vigente en España. Como los horarios completamente irracionales, con
largas pausas para comer. Esto se lo debemos al hermano de Nicolás, Francisco. Lo dejamos para otra entrada.
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